El aprendiz de mago

Gato tejió los entresijos del espacio. Moldeó los átomos con sus manos desnudas y suspiro exhausto.

-Un conjuro impresionante.- Su profesor le palmeo en la espalda y se marcho sin decir nada más.

-Estoy aprobado,- se desinflo en una risa nerviosa- ya soy un mago.- Notó como la tensión se apoderaba de el. Su pose impasible se derrumbaba después de años enteros preparándose para la prueba final.- soy un mago- susurro antes de dormirse en aquel mismo suelo. El alumno más brillante ya no tenía que seguir siéndolo, podía dejar de aprender y empezar a venderse.

En el sueño se vio a si mismo lanzándose un hechizo del olvido, borrando todos los conocimientos adquiridos para ser un buen prestidigitador de feria. Necesitaba aparentar trucos ruidosos para el mercado del espectáculo y la fruslería, no necesitaba cargarse con realidad si quería ser contratado. Los hechiceros eran demasiado caros para un instante de ilusiones.

LaRataGris

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