Doblemente enfermo

Siempre era muy educado, peguntaba por todos los males y achaques, escuchaba con mucha atención todas las dolencias de cada uno de los presentes. Se interesaba sobremanera, aunque solo fuera para poder sentenciar con un: «Yo más”. Seguido de una relación de todos sus achaques, enumerados incluso antes de dejar acabar los ajenos.

Un daño remitía a otro suyo, siempre más grave, grande y peligroso.

Quien le conocía, a veces, rebajaba la enfermedad para que el no se creciese, no sea que en algún momento afirmase estar muerto y resultase la conversación de un terrorífico fantasma. Pero él no parecía darse cuenta.

LaRataGris

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.