Hablan los monstruos- ¡No eres uno de los nuestros! – gruñen más bien- ¡jamás podrás entendernos!
E Ismael se acurruca, ruge en un tono menos grave mientras ahoga las lágrimas. – Explicádmedo – les susurra sin parecer ni la mitad de fiero ni terrible.- Explicadme – reunió todo su valor-. Si siempre he soñado ser igual que vosotros.
– No se aprende, no te quema el fuego por dentro, no eres uno de nosotros.
Y, así, apagaban la llama que prendía su interior. Sin ese calor su corazón es ahora un frio calculado, triste.
Con carita de niño bueno coge un largo cuchillo, pierde su mirada.
– Es verdad que yo no soy como vosotros- asume al fin- vosotros morís como normales y yo…no soy como vosotros.
LaRataGris







