El hombre feliz

Nadie sabía por qué sonreía ¿De felicidad?¿De tristeza?

Los músculos de su cara se habían quedado congelados como en un rictus eterno.

Y te miraba sonriendo mientras hablaba de lo mundano, de la muerte, del amor. Siempre la risita y ausente la mirada.

-¿Por qué? – se preguntaba la gente, era imposible ignorarlo.

Él, sin perder su eterna sonrisa, repetía una y otra vez, entre dientes; que no era asunto de nadie más que de él mismo y de la mujer gigante.

LaRataGris

Más cositas.

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