La mentira plausible

Fueron los mejores años, empapada de toda la literatura previa. Respiraba tinta mientras leía de forma compulsiva cualquier libro con sabor a clásico.

Leía y también releía sin freno, hasta que conocer íntimamente a los protagonistas. Cualquier personaje secundario, aunque saliese de forma fugaz, para ella era un familiar con el que convivía.

– ¿Por qué haces eso, Julieta?- sufría con la muerte de los amantes- Tom, ten cuidado en el cementerio- le reprendía con cada lectura.

Necesitaba que que fueran más inteligentes así que empezó a reescribir a sus favoritos.

Convirtió a protas y secundarios de lujo en señoras y señores tranquilos, sentados en el comedor, tomando te y pastas.

-¿Algo más, Frankie ?- Preguntaba sin respuesta-¿Está de acuerdo señor Hyde?- Pero el alterego terrible estaba ocupado, ayudando a cruzar ancianas a la otra acera.

Eran historias perfectas que no le interesaban.

¿Por qué releer aquellos relatos que habían dejado de explicar ninguna mentira plausible? Y, aún así, continuaba reescribiendo mejor para nada.

LaRataGris

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