Deudas

-¿Cómo te llamas?

– Euren – dijo la niña sin saber por qué quería poseerla.

– Es bonito, parece como inventado.

– Todos los nombres son inventados, Maurice- habló una sombra a la que sólo parecía escucharse cuando se movía el aire en lentas ráfagas.

De repente la sombra salió a la tenue luz. Tenia la cara marcada con el horror del fuego. -¿Qué haces en una calle tan terrible como esta, Euren? Pareces demasido buena niña para estar aquí.

– Mi madre quiere que le lleve su medicina pero no tiene dinero para pagarla.

– Dile a tú madre que aún eres pequeña como para pagar esa deuda.

-Pero, Tomo – babeo Maurice- yo no la veo tan pequeña, parece jugosa.

Tomo se detiene sobre sí mismo, saca un cuchillo, se lo clava a Maurice – Tu pareces muy muerto para tantas tonterías. Vete, niña. Tengo un amigo al que enterrar. y dile a tu madre que de momento es ella la que tendrá que pasar por su medicina.

Y Euren desaparece.

LaRataGris

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.