La ciudad en llamas

La ciudad se había despertado como un caballo desbocado, siempre moviéndose, siempre destrozando. No había quien la domase, no había forma de razonar.

Jesabel se sentó a ver como todo caía.

-¿ No vas a hacer nada?- preguntó Rosa

– No, ya no puedo hacer nada- Dijo Jesabel. Se Había dedicado toda su vida a poner parches que no iban a ninguna sitio. Mientras, los demás, seguían gritando: ¡Caos y destrucción!

Estaba cansada.

-¿Vas a formar parte de la caída?

– No, pero no tengo fuerzas para lo contrario.

La ciudad en llamas sonrió y pensó: Quizá luego me puedas reconstruirme.

LaRataGris

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.