Siempre estaba dispuesta a morir por mí. Se clavaba un un cuchillo y me miraba con la sonrisa tonta; bebía arsénico por mí, se ahorcaba y regresaba como un fantasma para atormentarme y me preguntaba-¿Te duele? ¿Aunque sea un poco ?
– Duele demasiado.
Moría por mí cuando yo la había matado hace ya demasiado como para seguir recordando y, aún así, ella moría una y otra vez por mí; para que no olvidara como olvida la sociedad.
-¿Duele?
– Sí, duele aunque ya es tarde para arrepentirse- Y ella estaba muerta, muerta por mí, mientras yo vivía, vivía por mí.
LaRataGris







