El grito

En cuanto su madre gritó, después de una hora discutiendo, Eli recogió la habitación.

Marta la miró extenuada. Sabía que se había salido con la suya pero aquella no era la manera.

– Lo siento- le Dijo intentando sonar conciliadora. No sirvió de nada. Pesaba más el segundo de perder los nervios que el dialogo previo, que las disculpas posteriores -Lo siento – volvió a repetir sin que la niña la quisiese escuchar.

Había ganado y perdido a la vez.

LaRataGris

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