– ¿Qué sucede, Sofia?
El viento era la respiración de un gigante, resoplando para que la larga falda de Sofía volase en un baile de ida y vuelta.
Sofía intentó detenerla apoyando sus manos en el plisado, haciendo que la danza variase sin parar.
Su piel desnuda y el sol marcaron una fina línea sobre la pierna.
– ¿ Qué sucede, niña? – preguntó la abuela
– ¡Sofía! – la zarandeó su madre – ¡Sofía! ¿Qué te pasa, Sofía ?
-Ha llegado el fin del mundo y solo vemos viento.
Su madre la abrazó, la abuela lloraba.
– El fin del mundo – repitió la abuela – tengo que darme prisa con la comida.
-¡Mamá!- dijo la madre – No es el momento, hay que buscar una solución. – y, conforme lo decía, se sentó a esperar.
– El fin del mundo- repitió Sofía
LaRataGris







