En mi familia hay unos tiempos muy marcados para toda celebración. Llegar a la iglesia, saludar y entrar recitando un conjuro y amen. Yo me quedo en la puerta, buscando por donde arder mejor mientras hago campaña de ateísmo junto a los que me convierten en fumador pasivo.
En el convite algunos se alimentan en la barra libre. Felices lloran todos los que debían, tal vez los que bebían alegría en copas. Mientras, los abstemios, guardamos la ropa y dignidad del que necesita ser recogido. Muchas conversaciones de recuerdos, de años de no buscarse, de quererse, de amarse, de idolatrarse con locura entre perfectos desconocidos que se duplican y te desdoblan. Que vivan los novios, los niños bautizados, confirmados y siempre ole cuando acaban con una saeta que Lola recita con el mal disimulado orgullo de ser la borrachuza que mejor atina en una o ninguna de las notas de la melodía-Va por el homenajeado.
Todo es un caos que se ordena en tópicos, en el esquema de cualquier boda, bautizo y comunión de los míos. Un baile de apariencias y hermandad del que soy considerado oveja negra por no atribuirme el populismo adecuado.
LaRataGris
LaRataGris 
Jejeje… No eres el único…
En mi familia si. Un día tenemos que juntarnos todas las ovejas negras de todas las familias y hacemos un festejo de esos que no le gusta a nadie jajajaja
jajajja, con chistes que no le causan gracia a nadie jajaj
Les pediremos que sean ateos y que no molesten, ni formen mucho ruido… con eso no podran jajaja
Si alguno toca algo de realidad si huele la tristeza sobre la que gobierna prefiere quedarse mudo a tener que paladear palabras que le obligarian .
Sólo algunos poseen esa incontinencia verbal que les puede y les gobierna. Esos pocos suelen cultivarla hasta hacer de su «defecto» una virtud de sinceridad…