Se queja mi ojo izquierdo que ha mirado por encima de sus posibilidades, que esta cansado y palpita hinchado para que lo cierre, lo deje descansar y pueda ver la luz de un nuevo amanecer.
-Salvaje.- espetan mis labios- no hables, mira, continua y revienta si es necesario. No ves que hay otro esperando. Sacara el trabajo de dos si tu estallas, si te paras. Vamos- lo azuza empujado por el cerebro que insiste en controlarlo todo.
– Revienta, revienta, revienta…- caminan las piernas, se retuerce el cuerpo para que no descanse- que tome vitaminas, que se engañe, que se crea sano aunque se pudra por dentro. Que trabaje y, si no, que lo arranquen las manos, que lo muerdan los dientes, que se joda por estar siempre enfermo, siendo el malo que no hace caso, queriendo dormir con todo lo que hay por hacer.
LaRataGris