– Apaga las luces- últimamente el presidente multiversal esta demasiado sensible. Le molestan los brillitos, los olores, los ruidos,…-¡ No formes ese alboroto para bajar el jodido interruptor!
Le gustaba sentarse en su elegante despacho, escondido del mundo- pronto llegaran los malos ¿Sabes cuando llegaran los malos? Ojala nunca lleguen- y cruzaba los dedos para que jamas sucediese.
Los malos eran los otros, los que no pensaban igual que él. A la gente le gustaban los malos, coreaban sus nombres y los empujaban para que tomasen el poder. No había legión capaz de detenerlos sin matar primero al pueblo entero. Había intentado asesinar a su líder y, de hecho, le habían disparado, por orden presidencial, una bala entre ceja y ceja. – lo he destruido y le siguen aclamando- se derrumbaba sabiendo que una vez muerto le seguirían votando, el cadáver ya no podía defraudarles. La gente se había sentado, esperaban sin hacer nada, toda su actividad se reducía a ver venir los malos, igual que el presidente, aunque ellos necesitaban que apareciesen y echasen a los buenos.
LaRataGris