– ¿Por qué no lo tiramos todo?- Cada noche-¿ Estas despierto?- desaparecía ahogado por los días irremediablemente iguales. Cerraba los ojos y ya no existía, estaba muerto y Eva lo echaba de menos-¿Dónde estas?- Habitaba en el color rojo de un sueño, donde gente demasiado pálida y apagada repetía lo mismo que había vivido. Mientras, su cuerpo de piedra, pesaba sobre el colchón vencido.- Estoy cansada de morir en el trabajo, llegar a casa y desaparecer.- se levantó para hacerse un bocadillo, no tenía hambre pero quería algo sin sentido. Cocinar una tortilla, untarlo de mayonesa y tirarlo directamente a la basura. Necesitaba algo absurdo que le dijese que incluso era libre para elegir ser estúpida.
….
-¿Eva?- Sonó el despertador sin que hubiese nadie a su lado. El hueco que normalmente ocupaba ella estaba frío.-¿estas ahí?- Llamó hacía el fuerte ruido que legaba desde el comedor.
Asustado abrió la puerta del dormitorio. El pasillo, aún a oscuras, se llenaba con los destrozos de la casa. Esquivo los cristales del televisor, apartó las páginas de libros descuartizados mientras sus pies descalzos chapoteaban entre restos de comida. -¿Eva?- De repente paran los golpes y ella se asoma como un animalillo asustado, buscando en todas las sombras. Cuando Arturo se acerca ella se aparta y regresa a la luz donde hace que vuelve a reinar el sonido salvajemente roto.-¿Eva?
Esta saltando sobre los muebles, lanzando lo que le parecen trozos de mierda sobre las paredes, gruñendo como un perro rabioso. De repente se detiene y sin mirarle directamente empieza a hablar, cortando cada sílaba con espacios de desesperación -¿Por qué no lo ti ra mos to do?
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No sabe por que pero Arturo se ve obligado a seguirla. Sin que sus actos le pertenezcan empieza a destruir la casa. Unicamente intenta retenerse al principio pero finalmente queda imbuido del mismo espíritu destructor que ha poseído a Eva y, codo con codo, tocan una dolorosa sinfonía. Cuando ya no queda nada se lanzan el uno contra el otro, en una orgía de sangre y sexo. Necesitan destruirse mientras el placer emana por todos los poros de su cuerpo.-¡Libre!-grita por un instante en el que siente que su vida ha cambiado, un segundo en el que nada se repite ni se repetirá-libre- expira con una sonrisa.
Exudaron salvajismo hasta caer muertos sobre el suelo lleno de astillas, antes de acomodarse a la rutina de la muerte.
LaRataGris