-Dos veces dieciséis- treinta y dos. Para Maribel era una edad tan elevada que no se atrevía a nombrarla. siempre, solo desde que paso por la treintena, una eternidad según ella, hablaba de múltiplos de dos. Prefería los decimales a llenarse la boca con las arrugas de números tan elevados.
Así iba envejeciendo, dejando que su cara le mostrase en el espejo una burla imposible. Unicamente tenía treinta y dos pero ella se veía como una anciana decrepita que se iba ido curvando hacia el suelo, ya no tenía fuerzas ni para contradecirse.- Tengo que cuidarme más- se exigía mientras contaba sus penas en fracciones.
LaRataGris