-Por fin- Oscar miró la calle, parecía más limpia y el sol brillaba solo para él, aunque eran las nueve de esas tarde noche en las que se le acelera la vida. Esta vez lloraba embargado por la felicidad. Se había jubilado y soltarse la cadena era tal liberación que no podía evitar sonreír entre lágrima y lagrima.
-Por fin-le dijo ella al verlo entrar pletórico por la puerta de casa-han sido años muy difíciles.
-Si hay algo de lo que me arrepiento en la vida es de trabajar. Fijate que no te digo trabajar tanto, cualquier trabajo que encontraba era denigrante. Necesitaba escapar.
-ya esta cariño- se abrazan cansados.- ya podemos ser los vagos que nos llamaron les esclavos agradecidos. Gente que no quiso crecer en lo personal y para los que jubilarse era morir ante un televisor.
La noche les es benévola sabedora de que los días por venir serán felices.
LaRataGris