Se detiene frente a una pared blanca como la cal, igual que su piel lechosa. Unicamente destacan los dos pozos negros que tiene por ojos y la ropa. Una camiseta que parece tejida con carbón, pantalones de luto estricto y zapatitos de bailarina oscura.
Los movimientos, suaves y delicados, pasan desapercibidos. En el contraste de la pared es solo ropa que se balance como si un fino hilo tirase de ella. Desnuda, incluso su bello, del color de la nieve mas pura, sería invisible. Solo tendría que arrancarse los ojos, nadie la vería, no volverían a lamerla.
-No quiero esta forma- gritó atrayendo los miradas-que nadie pueda poseerme, que no me digan lo poca cosa que soy. ¡Os romperé a todos!
La gente continuo como si nada, a nadie le duele lo que no les pertenece. Sus odios se perderan sin mas.
LaRataGris