La habitación temblaba a la luz de una vela. De repente un soplido calmó la inestabilidad.
Cerró los ojos para hacer más evidente su nuevo estado y, en la oscuridad, dejó que los sueños la alcanzaran. Pero no era perfecto, pequeños rayos de luna se colaban por las rendijas de la ventana, se clavaban como finos alfileres de luz.
Así pasó una hora, dos…
-Arrrgh!!!- Gritó al ver llegar aquel sol impertinente, cortando la oscuridad con sus lancetas bien afiladas- iEs demasiado pronto!- Bramó furiosa. Pero ya estaba todo escrito: El girar de la Tierra, el día, la noche, su muerte… sin saber el cuando ni el por qué, moriría y, ahora, se veía obligada a no resistirse a los cambios cotidianos, ya estaba muerta sin la libertad de decidir.
-iNo!- todo en ella se había convertido en un grito que no buscaba solución. Debía aprender un como asesinar al sol, la luna, pero no sabía como hacerlo y era más sencillo seguir chillando.
LaRataGris