-Pase por aquí-El gesto del vendedor es afable, de estudiada cercanía y cordialidad. Muestra su eterna sonrisa, siempre más importante que el producto, para engatusar al comprador. Intenta que los dientes no resulten demasiado amenazadores-¿En qué puedo ayudarle?- Le acerca una silla demasiado cómoda mientras le arrulla con su tono amable.
Pedro se recuesta sin perder la rigidez que siempre le acompaña a estos sitios, en parte por la edad pero también por la desconfianza que le suscitan los vendedores- necesito….
-No me diga más-le interrumpe el comercial, dejando sobre la mesa mil y un cachivaches- Usted necesita un «Stoner», Cuatro ‘pemr,» una punta “drosi” del siete y seiscientos»ORL»…
– Mire usted-intenta frenarlo- necesitar solo necesito aire, pero mi pensión unicamente me permite soñar con el más barato, así que pongame una botella.
-Pero, ¿y la calidad?¿la comodidad?¿|a apariencia?…- recita la batería de argumentos con que le había armado la empresa.
– Todo regalo será bien recibido. Como le dije, ahora mismo, no tengo ni para el más barato. voy a hacer un esfuerzo enorme.
-Entonces-comenzó a hilar una nueva mentira – el más barato que tenga los características idóneas
-El más barato -insiste Pedro
-Eso es- se pone firme el vendedor- el más barato de esos- y ahí iba el más económico, evidentemente, pero de la gama intermedia. De esa forma recibiría una palmadita, como la de un cachorro moviendo la cola para el amo. Seguiría en la empresa, comiendo las miserias de los demás. Los esfuerzos ajenos se iban por la puerta, con sus dueños, si había pagado era suficiente, otro se ocuparía de la comida.
LaRataGris

compra, el que según mi madre es el mejor cómic del momento, y eso sin leerselo. Pero no lo compres como en el cuento anterior, aquí sin trampa ni cartón 8P