El gato rebelde

Imagínate que soy un gato, uno flaco por el hambre y los instintos felinos a flor de piel. Necesito cazar ratones y salir todas las noches de ronda por los tejados. Ya se, ya se, no soy un gato.

A ojos de la sociedad soy una persona. He de cumplir, por ende, con ciertas normas sociales: Explicar tonterías en grupo, sufrir espasmos musculares bailando la canción del verano, mirar tetas y culos porque como persona soy masculina, trabajar como esclavo,…

Pero imagínate por un segundo que soy un gato: gordo y peludo si quieres, ronroneando, erizándome si no me gustas, jugando con finos alfileres….soy un gato, me siento un gato, un gato que la gente se empeña en ver humano. Me encorseta, me obliga a lo que no soy y, si no me adapto, sacrifican al felino. Porque no hay ningún sitio en el que puedas ser un gato, aunque sea uno imperfecto o solo en lo privado, con disimulo,… uno contra la ley .

LaRataGris

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