Ruptura

Cada día hacia lo que tenía hacer. Guiado por la batuta de un director mecánico, bailaba los caminos programados, respirando el compás de la gente.

El mundo exterior, más allá de les sendas artificiales, era tan extraño, estrambótico, helado. La seguridad de lo habitual tendría que ser suficiente.

La perfección se descomponía de una forma que nadie parecía ver. La gente se abrazaba al dolor de ser normal, sonreía los sin sabores y lalala que mierda. Eliminamos el freno de lo diferente, las notas que adoptan los cambios bruscos de ritmo. Moriríamos todos, juntas, fingiendo la felicidad del grupo, ser uno único sería nuestra perdición.

LaRataGris

Vacas diferentes

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