-Tengo tanto miedo- dijo “V”- que me escondería en la boca del lobo por no verte llorar. Me asusta tanto la muerte que te mataría para que no sufrieras a manos de otro. Te quiero tanto…
Y a ella solo le quedaba sonreír en este amor violento que había heredado de su padre, de todos los machos del mundo.
Vivía atrapada en el corazón de un psicópata que no le preguntaba por el color del cielo. El pintaba sus dedos a través de los terrores de hombre acomplejado. Le habían enseñado a imponerse como a un pusilánime sin alma.
Mordía su carne cruda, su corazón, su esperzanza,… mientras “S” lloraba el silencio y la impotencia, la soledad.
LaRataGris