Carretera perdida

Su camino llegó a un punto muerto. Un no lugar que se abría carente de atractivo o promesas.

-¿Cómo es posible?- respiró en la soledad -¿Quien habrá construido una carretera a ninguna parte?

Tras él la huida fácil, podía regresar derrotado. Era tarde y se sentó a esperar, Como si eso fuese a generar una nueva vía.

Aquella noche, como en un cuento de navidad, le visitaron tres fantasmas. El primero le trajo una historia vieja y olvidada por la mayoría, el segundo solo se tomo una taza de café y cogió un poco de calor de una de las brasas antes de seguir camino, el tercero, de aspecto él mas terrible, deformado por los años y el peso de la realidad, fue el más amable de todos, aunque no traía nada que contar.

– Tendrás que equivocarte tu.

Al amanecer se despertó con el cuerpo pesado, cansado del duermevela de la noche. Por delante no tenía un sitio al que ir y nadie le esperaba detrás.

-Lo mejor- se dijo- será que Yo mismo me construya un espacio sin depender del camino de otros.

Se hizo a un lado y, aprovechando la estructura de su coche, levantó una pequeña casa en la que vivir. Tenia reservas suficiente hasta que el huerto diera sus frutos y, si alguna vez aparecía alguien más, habría espacio para todas.

LaRataGris

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