Siempre habrá un grupo de rebeldes dispuestos a saltarse las reglas.
Claro que mucha gente las defenderá con vehemencia, se han de cumplir sin rechistar, así te lo dirán.
Tanto da si provienen de la bondad más absoluta o de un déspota sanguinario. Salvajes, sin sentido ni razón, las normas son sagradas.
Lo sabían al aprobar una ley tan injusta como la que habían redactado, cargando contra todo un pueblo, simplemente les dio igual.
Contaban con los borregos que siempre obedecían. Estaban incluso los que nunca dicen nada, los que no se ven afectados y corazón que no siente. Estaban hasta los hijos de puta a los que les va bien, parecían más bien corderos pero eran lobos.
Tenían todo un estudio para saber que no pasaría nada si aquella, o cualquier otra ley, se aprobaba.
Eran malnacidos, el poder no se iba a desestabilizar por si solo.
laRataGris