Nos reconocimos una tarde de invierno, fría y distante. Me acerque con la mirada penetrante, la seguridad por bandera.
-¿Te conozco?
-Compartíamos una vida anterior. Un recuerdo de hace siglos, olvidado hace tanto tiempo. Nadie nos impediría recuperarlo en nuevos pasos, volver a enamorarnos y repetir los mismos errores hasta que nada nos ate.
-¿Te conozco?- volviste a repetir con un hálito de ensueño, con la respiración entrecortada en la emoción del reencuentro.
-Dime ¿Me reconoces como yo a ti?
– ¡No!- helaste el sueño. Me bajaste de la nube con tu brusca sinceridad- No suelo juntarme con imbéciles.
-Se rompen los puentes, se hunden las naves que tu y yo…
-Callate ya, idiota.
LaRataGris