El gran conejo blanco

El día no podía empezar mejor. La noche se había consumido como la llama de una vela, escapando en aromáticas volutas de humo.

El gran conejo blanco se sentó a mi lado, saboreando la mañana. No teníamos prisa y el mundo, por un día, iba a ser un lugar maravilloso.

LaRataGris

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