Mar en calma

Aunque siempre habían guiado el velero de forma férrea; oponiéndose a vientos y tempestades, aquel amanecer, en una calma chicha total, estaba siendo imposible.

Pasaban las horas en cubierta, escrutando el horizonte en busca de otras embarcaciones que habían desaparecido junto al mar bravío.

-¿Qué hacemos?

Preguntó May sin que nadie tuviese respuesta. Seguían vigilantes, preocupadas por lo artificial que parecía aquella tranquilidad.

-¿Dónde se habrán metido las otras barcazas?

-La pregunta debería ser- contesto Andrea-¿Dónde estamos nosotras?

La cuestion queda sin respuesta. Acunadas suavemente los parpados caen pesados. Llevaban tantos años luchando que necesitaban unos días en los que repararse. Con la guardia baja el mar preparó su mejor ataque.

Por suerte, la casualidad estaba de su lado: las ganas de mear despertaron a Enzo.

-¡Chicas!- gritó viendo las olas que comenzaban a levantarse.

Como una máquina perfectamente engrasada se levantaron impulsadas por un resorte.

-i Preparadas!

-¡ Siempre listas para la lucha!

LaRataGris

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