Toma aire y sonríe con resignación.
Entrando en tu zona de confort, anuncia una voz sintética en su cabeza. Acentúa la sonrisa y cuenta mentalmente los pasos.
Puerta. Uno, dos, tres, giro noventa y tres grados a la izquierda. Cinco zancadas en linea recta. Saluda– Hola-. Vestuario. nueve, diez, once grados a la izquierda. Sietepasos más silenciosos para no molestar. Saluda de nuevo– Hola-. Nueve, diez, once ,doce.
El amo era feliz con su eficiencia mientras él sufría las rutinas. Era el mejor replicando una y otra vez el mismo comportamiento.
-Tienes que salir de tu zona de confort.
La empresa quería cambiar el rumbo, necesitaba que sus empleados acompañasen el movimiento.
-Tienes explorar nuevos caminos que te abrirán maravillosas puertas que ahora desconoces.
Y salió con una sonrisa porque su verdadera zona de confort era obedecer al amo, aunque le propusiese una mierda de lugar común.
Sal de tu Zona de confort, desechaba la vocecita interior, haz la revolución. Esa era una verdadera salida. Pero le habían enseñado el miedo, el no desear lo indeseable.
LaRataGris