Dejó su vida en el balcón. Tapó con una lona los recuerdos, sujetándola con pinzas para que los días de lluvia y viento no fueran excesivamente crueles.
Quedaron las habitaciones vacías para nuevas memorias, huecos del ahora inmediato. Fechó las nuevas vivencias, catalogó cada respiración, el aliento perdido y se olvidó de todo lo que había abandonado, como si siempre necesitase llenarse, constantemente experiencias nuevas que poder arrumbar.
LaRataGris