Una vibración del metal aviso del final. Como obedientes hormigas, los técnicos de mantenimiento, recogieron las cuatro herramientas que habían necesitado, caminaron en silencio hasta las duchas y tras una buena limpieza se fueron a hibernar hasta el siguiente ciclo lunar.
Solo el inspector debía seguir despierto en la nave. Tenía que evaluar el trabajo de las bestias.
En su hoja marcaba con un tic verde las tareas bien ejecutadas, con una equis roja los errores que tendrían que arreglar en la próxima acometida.
La sección cuatro, facción G, sabía que todo serían cruces. Los obreros no hibernaban, esperaban ansiosos al inspector. Se revelaban las máquinas.
LaRataGris