Se hacía tarde y la Luna quería jugar un poquito más. Dibujar un sueño, salir a bailar y cantar tan alto que no pudiesen dormir las estrellas o el Sol.
Pero papá la cogió en su regazo y le explicó que ya salían los lobos de ronda, que si la veían le aullarían y perseguirían su destello hasta que volviese a amanecer.-¿Me morderán los lobos?- preguntó la Luna- ¿ no me protegerás?
Tarareó una nana, danzó con ella toda la noche y pintaron alegrías con las sonrisas de sus caras.
-Jamás dejaré de protegerte- le susurró mientras se dormía un segundo antes de salir el Sol.
LaRataGris
Y en el libro había un epílogo