-Buenos días.
Entró insegura, fingiendo un aplomo del que carecía. Querría haberse presentando chocando las manos -Sara- evitaba los besos, las conversaciones demasiado largas.
Necesitó derrumbarse un par de veces en el baño, sobretodo cuando analizaron su cuerpo con descaro. En esa ocasión les regalo una sonrisa y se disculpó de forma tranquila, que suene tranquila, se pidió nerviosa.
Fue un día de cuarenta y ocho horas y diez minutos. Pasó la criba, le comunicaron que estaba preparada para sentirse así cada día de su vida.
Respira hondo, pensó, olvídate del hambre y mandalos a la mierda.
Esa siempre es mi parte favorita, cuando no cierra los ojos y con la boca bien abierta se da un capricho solo por que así se siente mejor.
LaRataGris
[…] (si has estado antenta sabras que esto ya ha sido escrito otra vez) […]