El mausoleo electrónico

24 julio 2017

La última foto en el perfil de sus diversas redes sociales fue una gatita calicó, intentando esconder las marcas que había dejado la larga enfermedad en el resto de instantáneas. El animal jugaba con un ratón sonajero, delante un texto rezaba: «marramiau». Después estuvo varios meses sin actualizarse. Cuando murió…su hermana escribió cuatro lineas para avisar a sus contactos que ya no había emoticonos felices en sus estados anímicos- Nadia, no está.

Las fotos quedaron como un recuerdo imborrable de lo mejor de su vida. La gente, incluso los que menos habían interactuado, dejaron sus condolencias grabadas en dos punto cero, con el pulgar en alto.

El mausoleo quedó abierto, para el paseo de los curiosos y los olvidadizos, que aún tardarían en darse cuenta de su partida.

Siguieron llegando algunas solicitudes de amistad que no fueron respondidas, se le etiquetó en algunas instantáneas en las que, evidentemente, nunca había estado. La vida, fuera, siguió su ritmo mientras que dentro el tiempo se congelaba en los últimos lamentos felinos.

LaRataGris

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