Aunque nadie nos conocía éramos parte de un algo mayor: La masa infinita que sostiene el mundo.
De tanto en tanto, los que tienen nombre y apellido, nos señalaban. Su dedo buscaba a alguien de entre todos y sin, dejar de marcarnos, nos decían- Tú, si tú, eres especial.
Recuerdo tan vivamente la felicidad de ese momento. Nos aplaudíamos como si el dedo se hubiese detenido sobre todos y cada uno de nosotros de forma individual.
El grupo enloquecía, aplaudía, silbaba y producía el doble durante toda una semana.
– Muchas gracias, chicos – decían mientras se alejaban hasta el próximo baño de multitudes.
Y no éramos nadie pero nos sentíamos especiales, no nos quejabamos, producíamos.
LaRataGris
Escrito por laratagris 






