Problemas de comunicación

9 mayo 2023

-¡Dime su nombre! – En una dicción perfecta, remarcando cada sílaba de una forma impecable.

No había duda sobre su demanda y, aún así, Jorge miraba aquel hombre pequeño y desgarbado como si no supiese de que le estaba hablando.

-¡Dime su puto nombre! – volvió a gritarle sin apartar la mirada.

Paralizado articuló como pudo la pregunta -¿Yo?

– ¡ Pues claro, imbécil!- remarcó el insulto- ¡Dime el jodido nombre!

Jorge lo miró de arriba abajo sin conocerlo, sin saber de quien le hablaba. Con un gesto trató de quitárselo de encima, algo que todavía cabreó más a su interlocutor.

Golpeó su rostro, lo zarandeo hasta hacerlo vomitar pero no consiguió que le diera un nombre, el nombre.

– ¡Dímelo!

-¿Andrés?- Escupió con duda, al azar.

Pero el otro noto la indecisión así que continuó pegándole hasta dejarlo muerto.

No hubo más nombre, no más exigencias.

Murió por nada, sin saber.

LaRataGris


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7 abril 2020

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