Días de intensidad moderada. Marcelo contó hasta tres, se abrochó el belcro de las sandalias y salió a chancletearle a la vida. Saludo con un castañeo de dientes al viejo Pedro y, ya si,se lanzó sin armadura.
No había pensado que podía hacer tanto frio ahí fuera. Se acercaba el otoño a este verano tardío, iba siendo interesante cambiar de armario
En el trabajo aún no ponían la calefacción y el uniforme tampoco ayudaba.
-¿Marcelo?.- Aviso con su voz metálica megafonía- póngase en contacto con el instructor jefe de la sección B subtrama veintisiete.
Todas las mesas escondieron la mirada, al reconocer el significado de aquella llamada. El día se ponía interesante en la gestora de lágrimas.
Era el primer despido del mes, no el último, había que tener preocupados a los empleados. Esta intensidad y sin vivir debía ser lo normal.
LaRataGris