El bicho ateo

3 junio 2025

Habitaba en sus ojos, microscópico, irreverente. Su hogar entre lágrimas y desesperación.

-Marchate – le suplicaba su huésped con poca fortuna.

– Aquí estoy bien – le respondía el bichito.

Nada podían contra él los remedios de brujo ni los rezos cristianos, elige la superchería  o religión que profeses, de nada servirán.

Era un virus, una bacteria, un dragón; para él todo era lo mismo, resistente a las súplicas y a los inventos caseros.

Invitaba,el bicho, a sus amigos; se derramaban por los párpados, borrachos de poder.

Sin pretenderlo conquistaron el cuerpo de aquel ingenuo.

– ¡Sálvame, Diosito!- pero Dios, en el  poco probable caso de que exista, hacía oídos sordos para todo lo que no fuese ciencia.

LaRataGris