No, no era uno de esos malvados megalómanos de opereta, de los de conquisto o destruyo. El simplemente era un malo nivel usuario.
Esas pequeñas cosas de tirar un papel al suelo, tirarse un pedo en el ascensor y mirar con sospecha al de al lado, beber demasiado, conducir contra el mundo. No le pegaba a nadie aunque siempre decía: Si me tocas los cojones te rajo.
Escupía, maldecía, no tenía problema en mentir para ahorrarse discusiones o meterse en discusiones para encontrar problemas. Por supuesto no reciclaba, ni daba los buenos días ni las buenas noches.
Era un imbécil prepotente; un problema para el mundo, suma y sigue.
Cosas pequeñas como las que todos nos perdonamos para hacer la vida agradable, plausible. Es más fácil eso que dejar de ser malvado.
Los verdaderos malos quedan para telefilmes de bajo presupuesto, cómicos, megalómanos que lo destruirían todo. Como nosotros pero a gran escala.
Y las grandes corporaciones que podrían poner su granito de arena, se frotan las manos después de señalar al pequeño malvado de turno.
LaRataGris.
Escrito por laratagris 







