La medida del traje

1 abril 2024

Una noche más juntó en un cesto de mimbre los restos de viva que había podido recuperar. Parecía la frágil piel de una serpiente tras varios días al sol. Pasó sus manos desnudas, intentando recordar como se había hecho cada herida, como se había caído y si se había levantado o se había quedado tumbada allí, muerta.

Con cada noche que pasaba su traje era más pequeño. Los retales que quedaban para coser eran casi ridículos; como si la antivida fuera comiéndose sus momentos más felices, como si necesitase recargarse de algo que no podía. Cogió parte de los vicios que había acumulado.

Antes, siempre antes, dormía bien con una pequeña dosis pero, con su traje tres tallas menos, comido por las polillas de la tristeza… intento parchearlo con más y más vicio.

-Mañana será otro día -se mintió. Sería el mismo día, la misma repetición con un disfraz más pequeño, con una vida más quemada que ya no sabía con que rociar para apagar el incendio.

LaRataGris


La segunda lluvia (flyer)

11 diciembre 2023

Aquí te presento mi nuevo cómic. Te lo puedes descargar en: https://lektu.com/l/las-horas-muertas/la-segunda-lluvia/22494

Aunque reconozco que la campaña no está muy allá, ni el cómic, ni la época de subirlo…pero oye puedes leértelo gratis y, si te gusta y quieres ayudarme a pagar el material de dibujo, siempre puedes lanzar unas moneditas para que baile el mono.

Gracias por tu atención.

LaRataGris.


Privilegiado

23 septiembre 2011

Me alimentaba de esa ansiedad que no se paga ni se cura. Me faltaba solvencia para los sabios curanderos y, sin dinero, cada vez tenía más hambre de correr, de perseguir tranquilidad que dobla y aleja cada uno de mis pasos.

Me estaba cansando de esa paz heredada, de ese aparentar normalidad para evitar sus recetas de felicidad rápida y efectiva. Necesitaba sentir un poco de libertad para evitar seguir deteriorándome sobre los restos de una vida gastada.

Compré un cucurucho de menta y saboreé la cena que acababa de malgastar. El vendedor me trató como a un señor; me agradeció la compra, me deseo buenos días y me invitó a volver. Yo me alejé con la sonrisa y la calma de aguantar una semana más para poder volver a sentir los lujos de quien puede. Contador a cero y de nuevo alimentar la bestia intranquila.- Buenos días señor pequeño- y se que todo el que me saluda es envidia por que soy de la élite, un privilegiado que pueda prescindir de una comida para darse un capricho.

LaRataGris