La antigua fábrica textil fue desmantelada en un suspiro. Sacaron los telares, despidieron a los trabajadores y el barrio perdió la poca promesa de supervivencia que le quedaba a la gente. Unicamente el impresionante edificio, bueno para nada, seguía en pie.
– Habrá que derruirlo- dijo el hombre del ayuntamiento.
– ¡No! – gritó el pueblo que no quería un nido de ratas como el resto de solares que iban apareciendo como calvas – Pedimos, exigimos, que se destine para uso del pueblo.
Y el ayuntamiento, con la mirada puesta en el horizonte de las cercanas elecciones, donó el recinto – Disfrutad del regalo , cortesía del partido Tal y Pascual.
Que giro inesperada cuando ninguna asociación lo quiso para alguna actividad bien intencionada y mal organizada. Cada metro cuadrado se destino a la gente que había perdido trabajo, la casa, la vida… Ahora tenían un sitio gratis en el que vivir y, entonces, el ayuntamiento, presionado por constructores y arrendatarios afirmó que eran mejores las ratas.
Echo a la gente, tiró el edificio y la especulación regreso al barrio.
LaRataGris
Escrito por laratagris 







