Mi muerte
-Me siento muy sola y aburrida ¿quieres jugar conmigo?-me susurró la muerte al oído.
Los monstruos de la muerte de Raúl Sánchez
Hombre lobo
– ¿Es tu primera vez?- Hace que el escritor, yo soy ese escritor, levante la mirada del papel en blanco para ver unos ojos rojos y el brillo de unos dientes sucios escapando de las sombras de la habitación.
– Yo- apenas podía mover los labios mientras ella recitaba las frases que debía decir- te conozco ¿hombre lobo?. Sólo eres un personaje en mi cabeza, no es la primera vez que escribo de ti. Aunque ahora estas aquí, eso da un poquito de miedo.
– No tienes por que temerme- lo sentó en el suelo, con una cerveza en la mano y cierta dificultad para no derramarla- no estas loco, estas muerto- me río por que supongo que tengo que reirle la gracia.
– Me quedo más tranquilo- aplasta su cabeza contra mi pierna y noto como mi mano acaricia su espalda velluda para tranquilizarlo a el también.
Finalmente se queda dormido mientras yo no dejo de parlotear con él en mi regazo- estoy muy contento por el momento en que me ha escogido la muerte. Mi cuerpo ya empezaba a no ser el que era y mis pechos ya crecían demasiado para un hombre, siempre hacía abajo, hacía el suelo de mi barriga. Me pregunto como habré muerto
– No tiene importancia-me responde en sueños
Zombie
Antes de morir ya estaba muerto.
Muchas veces sentía que caminaba como un difunto. Todas las horas perdidas en el trabajo, fingiendo que no me dolían las entrañas cada vez que volvía a vomitar.
El tiempo era un enemigo aburrido, falto de imaginación e insistente- Se alguien de provecho- era la retahíla de las voces para que jamas desfalleciera. Me arrastraba con una sonrisa y un si señor, si señora, en los labios- se alguien de provecho- volvían a la carga y yo convertía actos en estadísticas: mis promedios, mis derrotas y el ratio de conversión: tantos clientes el doble de ventas o te vas a la calle. Moría por seis días a la semana para resucitar en domingo, loco por exprimir la vida que no me quedaba. Era piel y huesos volando en descomposición.
Muerte cierra el telón y me deja caer como una marioneta sin hilos.
El fantasma
Antes de morir ya le pertenecía.
Siempre regresaba a casa como una bala para poder sentirme como un fantasma. Era un intruso que llegaba a la hora de recoger los juguetes. Rozaba mis labios sobre las mejillas sonrosadas, llenas de vida, y les veía ponerse los pijamas. Luego cenaba sólo, intentando que el ruido de mis cadenas no los despertase. Flotaba por toda la casa moviendo objetos de aquí para allá, buscando un poco de coherencia a aquel puzzle. ¿Por qué moría cada amanecer para sólo regresar con las sombras de la noche, cuando no queda vida? Soy el último hombre sobre la tierra. Un ser sin futuro y pasado difuso.
Muerte aplaude la obra de teatro que ella me obliga a interpretar. Me pide que le recite un poema y me vuelve a coger entre sus brazos.
Aliens
Ahora que he muerto, abandona mi cuerpo en la fosa común.
No gastéis dinero en altares a una carne a punto de corromperse. Guarda tu fortuna, pero no demasiado. Celebra mi viaje a otro planeta, lejos del sol y los recuerdos que me dolerían. Quiero marcharme igual que vine, sin dejar huella. Fui nada y nada seré en cuanto me olviden mis seres queridos. Un simple viajero entre estrellas que siempre fue incapaz de mostrar el cosmos tal y como lo veían sus ojos. Mi muerte no cambiara absolutamente nada.
Frankenstein
Esto debe ser como ver toda tu vida en un segundo.
Autocomplaciente acabo mirando mis fotos más felices. Repaso mis alegrías y acabo llorando- ¿no volveré a ver a mis niños?- sin respuesta acaricio todos los retazos de mi vida. Como un monstruo de Frankenstein hecho de momentos, respiro hondo para llevarme algo de vida en los pulmones- ¿Vero?- no hay respuesta y me da miedo que la haya. Triste me giro hacía todo lo que hice mal, a ver si así no me importa morirme de una vez. Me repugno en muchos aspectos pero sigo queriendo sobrevivir, repetirme para ver si me corrijo. Es demasiado tarde y me apago siendo poco e inservible.
Fin del espectáculo.
Vampiro
Último segundo antes de la acepatación
Recuerdo que desde pequeñito siempre he pensado que moriría cayéndome a la carretera. Un coche pasaría aplastándome la cabeza. Por eso no lloré cuando me diagnosticaron cáncer, así no iba a irme. Le grité a los malos que lo preparasen todo según yo tenía previsto y empece a vivir de noche, como hacen los vampiros. Me quedaba hasta tarde, garabateando palabras en un dibujo, soñando cuentos despierto para que el mundo no me derrotase. Esa fue mi forma de vivir y sentirme vivo incluso el día en el que el cáncer ganó.
La muerte aplaude emocionada durante los bises.
Calaveras
Ayer estaban escribiendo.
Sentados frente a hojas en blanco y pantallas burlonas.
Ayer, antes de estar muertos en una metáfora,
antes de que las palabras fueran un réquiem para Insectos Comunes
-A Raúl- habla el último insecto en llegar al funeral- le gustaba un humor muy negro. Antes de irse nos regalo esta calavera literaria para los que fuimos compañeros en su viaje por las letras. No dudó en morir primero para que nadie pudiese criticar su compromiso por la causa. Hoy, este donde este, seguro que esta jugando con la muerte una partida de go y comiéndose una calavera de azúcar.
Muerte
Acostumbrada a la soledad, Muerte, a buscado la manera de estar acompañada. Abraza cada cadáver que recoge y juega como si fueran muñecas tomando el te. Son sus amigos sin vida.
Le gusta cambiarles de ropa pero Raúl pidió ser enterrado con su disfraz de gato rosa y, de momento, es el que tiene puesto.
Como un niño, lleno de historias locas, entremezcla personajes y le quita al ritual de su toque la importancia que otros le dan. No hay gravedad en los cuerpos inertes. Son cuentos fabricados con sus recuerdos, aderezados de la fantasía del terror.
Descanse en paz
LaRataGris
Dentro de poco sera el día de los muertos, día en el que he sido invitado por los Insectos comunes a escribir sobre mi muerte. Espero que halla cumplido todas las expectativas levantadas. Las condiciones eran las siguientes: Escribir sobre mi muerte, que saliera algún personaje previo de otra obra y quedase claro que ya había aparecido antes, que tuviera una calaverita literaria hacía el grupo o alguno de los compañeros que en el habitan. Otras de las dignas muertes de mis compañeros son:
Cementerio de Daniel Centeno
Juicio final a la señorita Magar de Esther Magar
Un amor imposible (epitafio de mi propia muerte) de Manu LF
¿Descansará en paz? de Jean Rush
No vale la pena morir deLuis Ernesto Molina Carrillo
y pronto iré añadiendo las próximas conforme cada miembro vaya descansando en paz