Aquel invierno estaba siendo duro. Las cucarachas conocían aquella verdad incuestionable igual que la conocía el resto de seres vivos e incluso alguno inerte al que se le habían congelado los huesos de metal.
Por eso, por interés propio pero también por solidaridad, se arrimaron al sol que más calentaba y ofrecieron su esfuerzo.
– Las cucarachas no- espetaron los demás sin dejar de temblar. Todos coincidían en que eran asquerosas, repugnantes, infectas, vomitivas – No pueden formar parte de nuestra comunidad.
Pobres, se alejaron con las antenas bajas, directas al frío nuclear. Se hicieron mas piña con ellas mismas, se calentaron de una forma que las ricas comunidades desconocían. Sobrevivían y el resto no.
LaRataGris
Escrito por laratagris 






