
A tú lado todo es más divertido, más intenso, más vivo… Te quiero mi niña (jsjsjs)
La mejor hija del mundo cumple catorce años, avergüenzala de mi parte, que a mi no me deja, cosas de la adolescencia.
– A su edad…-las palabras del doctor resonaban en su cabeza, no por que se acordase de ellas pero, llevaba al menos veinte años escuchándole esa historia a sus padres- la gente no suele escoger al mejor cirujano.- Evidentemente pretendía hablar de si mismo- Son cuerpos jóvenes que no parece que vayan a necesitar luchar contra el paso del tiempo. Se contentan con eliminar estos feos pliegues.-y aquí los progenitores le explican que empezó a señalar sus rollizas carnes de recién nacido- Hay que pensar en el futuro.
Sacó un catálogo de urnas, en el que estaba la suya-Estas -Señaló las fotografías que tenían que ser él-en todos nuestros modelos hallaran la solución más adecuada. Puede que hoy no brille tanto como uno de esos mocosos que se inyectan botox para parecer naturales, les dirán que es artificial, pero llegara a los ochenta y, mientras el resto aparentaran tener treinta, ella seguirá viéndose como un bebe de tres meses, pero sin los antiestéticos michelines.
Su padre defiende que escogieron el plástico más hermoso para que el cirujano metiese el cuerpo picado, perfectamente adaptado al recipiente, convirtiéndolo el bebe más guapo y longevo del universo.
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-¿Cómo es posible que algo así, tan pequeñito, nos halla cambiado la vida de esta manera?- y la cosa pequeña es un bebe. Nunca se a ciencia cierta si lo dicen de forma positiva o negativa, porque, aunque suelen acompañar la frase con una mirada de ojitos tiernos, no puedo dejar de intuir un cierto grado de nostalgia: ya no salgo de fiesta, no duermo,no follo… Y eso me molesta. Es evidente que algo es diferente pero, sera por que salia poco de fiesta, dormía menos y bueno…yo decidí tener hijos, yo y mi pareja fuimos los motivadores del cambio, en realidad la cosa no fue tan drástica como la pintan. Seguimos viviendo pero más felices, mucho más felices.
Dibujaba y dibujo, jugaba y ahora tengo imaginativos compañeros para el juego, experimentamos con pequeñas cosas de casa, vamos al cine, mi niña suele elegir la peli, bailamos de forma tonta y, eso si, no me dejan cantar por el bien de la humanidad.
¿Sabes a mi quien de verdad me cambio la vida? el trabajo, por que nadie te avisa. Te destrozan, te obligan, te quieren moldear o la alternativa de quebrarte. El trabajo, en mi caso, leer algo de pequeño o el viento soplando diferente… te cambia la vida, existe la transformación constante pero siguen insistiendo en algo así, tan pequeñito. ¿Cómo es posible…?
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No hay viento en la nave estelar. Las bombas renuevan el aire de una forma suave y silenciosa mientras educadora nos cuida. Mañana llegaremos a la tierra. Miramos por las ventanas esperando ver algo diferente a lo que nos hemos encontrado durante todo el viaje pero solo hay estrellas sobre fondo negro, tampoco sabemos que buscar. Nuestro mundo es únicamente una referencia en los monitores, la descripción de algo que deberíamos amar pero no hemos vivido. Somos los privilegiados a los que nos pudieron pagar una buena guardería.
Educadora anuncia con su voz metálica la reentrada. Comprobamos que todo este listo y nos sentamos a esperar en unos pupitres que se nos ha quedado pequeños. El ordenador recita uno a uno el nombre de los supervivientes y nos ponemos en pie para recibir los diplomas. Siempre con sus frases amables le sonreímos a la pantalla con todos nuestros logros.- Jack, ven aquí pequeñín.- Acaricio sus teclas y dejo que me arrulle por última vez mientras se imprime el título. Quince flamantes bebes preparados para el futuro. Empieza a hacer calor y sabemos que ya estamos cayendo.
No reconocemos a nuestros padres. Los rostros que nos esperan envejecidos podrían ser los de cualquiera. Educadora nos indica a quienes abrazar, también indica los muertos de uno y otro lado durante la espera. Algunos se han quedado sin familia yo, en cambio, puedo querer a Amanda que me recibe con lagrimas en los ojos, papá no existe. Es un encuentro breve, un saludo ligero antes de empezar el colegio. Le entrego el diploma para que se pueda sentir orgullosa y lo enmarque, le doy un beso en la mejilla y me despido agradeciéndole mi educación. El único jardín de infancia con viaje final de curso a Orion, experiencias que nadie más me podía dar… que más da que sea un señor bebe de cuarenta y tres años a punto de aprender a leer y escribir.
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