Mala vida

16 agosto 2022

Al amanecer del tercer día, destrozado por la mala vida, se arrastró hasta la luz del sol. Los primeros rayos le hirieron de muerte y, aún así, decidió continuar. Se le había acabado el combustible y necesitaba más si no quería que su cuerpo colapsara. Paraba a cualquier desconocido para pedirle paliativos pero siempre rehuían un cadáver que ya olía demasiado a muerto.

– Tendrías que pedir una ayuda distinta – le dijo un cruzado de la bondad justo antes de dejarlo tirado, como todos.

Poco a poco su cuerpo fue asumiendo su condición inerte y se tumbó para que alguien pudiese recogerlo ya en descomposición. En el frio cementerio le esperaba una tumba helada, una fosa común para almas desahuciadas, como bien había dicho el cruzado, eso es lo que tenía que pedir ahora.

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Arder sin solución

5 noviembre 2021

Quebrar


Ícaro Muerto

29 junio 2021

Hacía frío, un frío que le cortaba la piel como un cuchillo al rojo vivo. Aún así se desnudó después de rozar con la yema de sus dedos el cálido caldo del cielo más profundo.

Había escalado la cumbre más alta del mundo real y había seguido un poco más allá.

-Ya está- Le susurraba el viento sin que fuese suficiente-. No necesitas subir más.

Pero claro que lo necesitaba.

Fabricó unas alas y, como Ícaro, se impulsó con ellas un poco más arriba hasta zambullirse en el líquido en el que flotan las estrellas.

Nadó por todo un día. Se dejó acunar hasta que cansado del remojo quiso bajar. La corriente lo había mecido hasta que el pequeño espacio que había entre él y el pico ya no estaba; la deriva lo había alejado hasta que la distancia desde la tierra hasta él era la misma que hubiese tenido que nadar para llegar a la luna.

Intento desplegar sus alas de cartón, arrugadas y mojadas, inservibles.

Pronto sería de noche y tendría frio, ya no le daba calor la novedad y la caída era considerable.

Asustado y sin más opciones tomo una fuerte bocanada de aire, se sumergió, nadaría hasta que despuntara el alba, hasta llegar a salvo a la luna.

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¡Peligro! Bajo Voltaje

8 enero 2021

¡Peligro! Bajo Voltaje

lcp


Izquierda, camina derecha

26 julio 2019

Izquierda, camina derecha

 

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Frío trabajo

22 enero 2019

Aquella mañana el frío había caído como un bloque de cemento, demasiado pesado y grande. De repente la cama ofrecía una poderosa fuerza de atracción, impedía que la gente apartase las mantas. Jorge se asomó como un caracol asustado, enseñando tímidamente sus ojos.

-¿Qué hora es?- Gwen tenía el despertador al lado, solo le faltaba la iniciativa de acercarse lo suficiente como para distinguir los números parpadeantes.

-Tu ya estas mirando, ¿por qué no te fijas?

Pero en realidad, el reloj, estaba a millones de años luz, sobre una mesita bañada por los sombras.

-Debe ser hora de seguir durmiendo- Con esa convicción, no era realidad pero la trataron como tal, se sumergieron de nuevo en su mar de tela. Se encontraron nadando entre besos y caricias.

No querían seguir dormidos, preferían jugar, pero lo que seguro que no querían era ir a trabajar, hacia demasiado frio.

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La Plaga desde fuera

24 septiembre 2018

Encerraron el frio de la mañana, molestaba a demasiada gente y lo consideraron inadecuado. Todas las entradas de la ciudad, las salidas, se cerraron con una enorme cúpula de cristal templado. Un brazo hidráulico la subía y bajaba a su antojo, evitando que las personas se sintiesen atrapadas.

Dentro todos parecían felices con su termo-regulación. Siempre había quien quería aumentar a disminuir la temperatura pero al final la convivencia se imponía.

Con el tiempo un queja constante quiso que ya no hubiese más aperturas- Solos estamos mejor-. Sellaron la semiesfera al suelo para así poder mantener un ambiente tranquilo y constante.

Se suspendieron las relaciones con otras partes del mundo, tintaron la gran ventana para que nada, ni nadie, contrariase la hegemonía dominante.

ooo

Aquella cúpula era casi un mito. Una gran muralla que aislaba a sus residentes del exterior. La expedición abrió una brecha por la que salio un gas concentrado. Con cuidado entraron para encontrarse los cadáveres llenándolo todo. Una plaga, algo que en apariencia no supondría un problema, había diezmado a aquella población atrapada.

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La civilización del asesino

13 marzo 2017

Caminaba recto, erguido como una tabla de madera, la cara mirando al sol. Su voz, profunda como la boca de un lobo, era potente, segura. Sabia lo que quería y exigía, ordenaba a su antojo. Estaba en un puesto de responsabilidad máxima, donde se le permitiría cualquier locura. Le habían asignado un equipo al que maltratar, que le odiaba por lo que representaba pero más por lo que era. si hubiesen podido le habrían clavado un cuchillo en el cuello. Aunque ahora, evidentemente, eran más civilizados, tanto que unos tenían que exigir mientras los otros callaban. Era una sociedad de expectantes asesinos que jamas se liberarían de sus restricciones.

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Los miedos del frio

14 noviembre 2016

Mamá siempre decía que tenía que alejarme del frio. Aun puedo recordar su voz asustada advirtiéndome: “allí habitan peligrosos gigantes”

Pero ¿cómo te alejas cuando vives en mitad de un desierto helado?

Por las noches me escondía en cuevas hechas de curtidas pieles, con la esperanza de que no buscasen allí. Los días, en cambio, los llenaba de pasos sigilosos, miradas fugaces hacia todos los puntos cardinales y respiración asustadiza por las pequeñas sombras que pueblan los rincones. Jamas baje la guardia, nunca me tope con alguno de mis temores. Viví en el miedo de lo que nunca sucedió. Es la edad la que finalmente me ha atrapado y no estaba avisado de esta fragilidad.

Tal vez si mi madre me hubiese dicho:

Aquí habitan gigantes, si alguno te molesta matalo, que sientan ellos el miedo”, Y no que ahora me encuentro viejo para esas heroicidades y no puedo resucitar contra ellos.

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Morir de madrugada

16 marzo 2015

Murió en carretera, igual que había malvivido el último año. Con el sueño de un lugar que se acerque a las estrellas, ¿De qué sirve soñar ahora? Caminó por las ciudades perdidas, donde cada edificio ocupa su lugar para que todo sea un caos controlado. Durmió junto a los parias, al lado de los mejores y los mucho mejor, que hasta el enemigo da calor en un invierno de calle.

Adiós amigos, escribió sobre sus labios fríos y, su compañero de cama de aquella noche, le robo un beso de palabras antes que vinieran a recogerlo: para los días de congelarnos, le abrazó, chao bohemio, buen viaje. Dejó sobre sus parpados entornados, escrito suavemente con las ásperas yemas de los dedos: Es de los que vagaban en vida, uno de los nuestros, permítele pasar, para que así el barquero supiese que si iba sin paga era por que se la habían robado para comer, nada más.

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