Conectados

28 marzo 2016
Fuera empezaba a amanecer mientras la habitación seguía manteniendo la luz y la temperatura de un atardecer de ensueño en París. El viaje virtual, donde las distancias eran una anécdota, había sustituido la realidad de una forma demasiado eficiente: Visite Marte en tiempo real. Ultimas unidades. Garigrant se conectó a Mariposa1203.
– He encontrado algo.
– ¿Dónde?
Juntos clicaron, con tres milisegundos de diferencia, a millones de kilómetros de distancia. Era la primera vez que podrían sentirse cerca ya que Mariposa1203 era una colona jupiteriana y Garigant había nacido en la tierra virtual.
Un chat se abrió en un recuadro de la esquina izquierda abajo, mientras imágenes de Marte se iban sucediendo de fondo.
-Soy tan feliz de estar por fin en el mismo planeta que tu, mi dulce Gari.
-Yo también estoy muy excitado- Garigrant se toco la entrepierna mientras le enviaba una carita sonriente, con el ojo guiñado a Mariposa1203. Buscaron un pequeño motel marciano, recomendado por la guía del autoestopista universal, allí, por fin, podrían copular.
Mariposa1203 le envió varias fotos provocativas, llevaba varios meses ampliándose los pómulos y sonrojandoselos con un programa de retoque fotográfico. Garigrant directamente compró un paquete con cien fotos del perfecto modelo para la ocasión, fuerte pero sensible.
Los teclados Jadeaban mientras un disco duro, en Marte, recopilaba el encuentro. Mezclaba las frases y las fotos hasta obtener un precioso hijo virtual: Han obtenido un niño sano, gracias por confiar en moteles amcem.
Emocionados cesaron de escribir follar mientras miraban a su hijo con ojos tiernos.
– Tiene tu nariz, es precioso.
-Lo querremos toda una vida.
Lo cuidarían hasta que aquellos bits que habían engendrado tuvieran conciencia de si mismos y la nueva vida virtual pudiese buscar su propio camino.
LaRataGris

Viajes indirectos

8 noviembre 2012

Dejó las mochilas cargadas y caminó sin nada más que sus ideas. Extraños billetes de curso ilegal aceptados a la ligera, demasiadas veces. La distancia de sus pasos había dejado de ser la medida de sus avances, la huella del sofá marcaba sus nuevas introspecciones. Se había convertido en vagamudo de lo irreal, incapaz de llevar sus mundos a las realidades existentes. Había perdido la cinética juvenil y sus teorías de la estática eran a todas luces insuficientes. Era uno más culto, interesado en la inteligencia y el pensamiento pero uno que se marchitaba.

De repente amaneció un día incrustado en el skay de su marca. Incapaz de articularse, abrazado suavemente por el sillón que impedía su huida. Le había borrado la forma de actuar mientras el televisor le gritaba los males endémicos de nuestro tiempo. Mauricio absorbía todo aquello sin poder hacer nada más que ni asentir ni negar.

Pasaron los meses sobreviviendo como una espora, bebiendo humedad y alimentándose de despistados insectos que confundían sus labios con la entrada de una gruta en la que procrear, pero no era suficiente. Cada segundo era más débil que el anterior, se desvanecía como parte del mobiliario, no era una persona y no podía pagarse una vida como tal. A alguien se le cayeron sus restos durante el desalojo y se hizo polvo, desapareció siendo una parte de lo que le rodeaba, una sobra del sistema. Lo habían desechado por que el futuro del capitalismo es más importante que las personas que les ha tocado vivir en el.

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