La caja de respirar

21 enero 2025

Los cuerpos flotaban en la deriva de la habitación. Distribuidos en filas paralelas hasta inundarlo todo.

-Aquel- Bru señalaba desde el marco de la puerta. Dos gigantes, actuando como sus brazos, se las ingeniaban para pasar entre la decadencia de los cuerpos, hasta llegar donde ella indicaba -. También aquel, y ese otro- todos aquellos que se habían consumido hasta volverse quebradizos.

Con cuidado recogían a los muertos para que no se hicieran polvo flotando en aquel mar de silencios.

Con la habitación limpia de parásitos, Bru, hacia pasar al nuevo inquilino de dinero caliente, ansioso por la experiencia.

– Allí- le indicaba uno de los cinco sitios que habían quedado libres-. Siéntate ,tumbate, disfruta.

Luego cerraba la puerta y dejaba que la habitación volviese a inundarse con gases del sueño.

Juan aspiró fuertemente hasta que sus pulmones fueron una botella llena. Cayó hasta estar vertical.

-¿Cuanto puedo estar? – y recordó: Hasta que se te acabe el dinero o la vida.

LaRataGris