Calor

19 septiembre 2023

Las calles la recibieron frías y solitarias. Llevaba una mochila raída por otros vientos, llena de inútiles desilusiones que le trajeron cuando soplaban más favorables.

Lo único que pudo salvar del derrumbe de su casa fue un recuerdo, fue un reproche que dobló y guardó al fondo del macuto.

Cargada, con ese silencio del hambre, se alejo de la recesión que le había escupido del trabajo, de las facturas que la estrangulaban.

Los sueños eran baratijas que los prestamistas no admitían en depósito. Demasiado pronto tuvo que vender lo único que le importaba y se conformó con el frio y alguna fruslería sin valor.

-Vera- le dijo otro caído – al menos podemos intentar dormir calientes.- Y se dieron calor, juntándose para que no se escapase ni una sola brizna más de esperanza.

LaRataGris


Tiempo de siembra.

8 mayo 2011

Apenas juntaron un poco de nada, un algo de insignificancia, menudencias y boberias, una montañita minúscula. Llegaba a la altura de un tobillo y en ella estaban los ahorros de todo el pueblo, su promesa de comida, las semillas de mañana.

Cada cual cogió con mimo la proporción adecuada para su familia, la plantó, cultivó y esperó… cada persona se sentó a verlas crecer. Todos menos el usurero. Contaba sus ganancias, sus castillos de dinero no cabían en una sola habitación, se multiplicaban hasta donde alcanzaba la vista. Que listo había sido al cambiar cuatro puñados de granos por todas aquellas riquezas que jamas se agotarían.

Llego el tiempo de la vida, del florecer y las semillas se habían extendido por todo el valle. Sus plantas colonizaban cada rincón, daban frutas, verduras y nuevo simiente para la siguiente cosecha. Dejaron de depender del avaro, construían sus vidas del esfuerzo propio, intercambiaban lo que les sobraba y sólo les faltaba dinero, aunque ya no era necesario para tristeza del prestamista.

LaRataGris