Derrotada

26 julio 2022

¿Cuanto llevo aquí? – buscó en su recuerdo más lejano: llegando en un coche compartido, lleno de nada para que la despedida fuese más ligera.

Atrás quedaba la niñez, el pueblo- ¡Hola gran ciudad! – se repite como el primer día que llegó, solo que esta vez suena algo más triste y desesperada.

Se había pedido como lo cateta de una película a la que, hasta ese instante, le habían prohibido la modernidad. No era verdad, de pequeña había sido todo lo futura que quiso pero los bloques, cercanos al cielo, le quitaron el aliento con sus luces recortadas contra la noche.

Buscó el mensaje que le envió a su madre: Ya estoy aquí. Hacía cinco años y la ciudad ya la había vomitado varias veces.

Por un segundo dudo si llorar por la derrota o fingir que seguía luchando.

-Hola mama – puede que una llamada fuese suficiente, puede que la gente esté cansada de ser mangoneada pero no sepa como explotar. – Estoy cansada.

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Silencio sabor soledad

31 mayo 2022

No quedaba nadie en casa. El silencio oprimía al viejo como si toda su vida hubiese estado ahí, apretando, haciéndose un hueco hasta que solo él quedaba frío e inservible.

Encendió la radio para ver si conseguía autoengañarse con las voces, la música, los ruidos. Sonaba a un millón de años luz de distancia, en un tiempo perdido.

Lo apagó al instante, respiró de nuevo el silencio para que la nostalgia no lo llevase hasta la puerta de otra época, para que la soledad no volviese a tomar la iniciativa.

-¿Cuanto hace que estoy solo?- Se preguntó- ¿Cuantos años estuviste conmigo pero ausente?- Pregunta a los fantasmas.

Los platos quedan en el fregadero, los dientes negros adornan una sonrisa distante y apagada, se hecha a dormir con la ropa de la calle, abrazado a la desgana, soñando momentos que ya son imposibles.

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Pobreza genética

15 octubre 2021

Quebrar


Lena Astroquímica

5 octubre 2021

La diferencia entre la Lena deportiva y la Lena intelectual es sustancial. La una lleva ropa cómoda y pisa con seguridad; la contraría sonríe discreta, escondida tras las páginas de un buen libro.

Pelo suelto o recogido en un moño, cola de caballo o perfectamente despeinado de una forma premeditada, estudiada hasta la más mínima punta: otra Lena, la Lena princesa.

Ella habla del partido, ella del baile de electrones modificando el átomo. Te da, la Lena cocinera, el truco para que las patatas queden perfectas, crujientes y sabrosas.

se deja la vida entrenando, se deja la espalda y los ojos en una biblioteca. Duerme y sueña la Lena soñadora.

Hay tantas Lenas, tantas habitantes de la misma piel. Un cuerpo y complementos intercambiables para distintas actividades

-Elige- le piden.

El trabajo impide diversidad.

-Elige.

La gente quiere leerla de una sola pasada.

Es entonces cuando sale la Lena del vicio, la cocinera, bailarina, pintora y un largo etcétera.

Lena poliédrica, inclasificable.

Solo repudia a esa Lena trabajadora, la que solo sirve para una única cosa, encerrada y catalogada.

Por eso siempre elige Lena, su luz, su libertad.

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Click clack

10 agosto 2021

La maquinaria dijo: Clack Bum, mientras se alineaban sus engranajes. Giraban y las piezas se quejaban con un agudo chirrido.

Los operarios se movían mecánicos, engrasaban los pistones, pulsaban el botón rojo: Secundario uno: secuencia B, dos: luz indicadora.

Paseaba el encargado, balanceando su cuerpo sudado y gordo.

-Haced piezas-. Gritababa con las manos en horcajadas- Más piezas-. No dejaba de repetir para que se cumpliera el planning. Las previsiones tenían que ser ajustadas, satisfactorias.

Los humanos guardaban silencio; presionando el metal mientras constantes microsueños les mantienen despiertos. Tenían recurrentes pesadillas con la plancha, la mano y plastilina roja por sangre.

Silbaba un aviso, un turno almuerza mientras la mitad de la plantilla se desdoblaba para mantener el ritmo. Un cuarto de hora y un pitido más agudo los intercambiaba para que los prensas nunca descuidasen su: Pataplock, pataploch, como el tambor de una galera. Rítmica y rutinaria producción, que ningún esclavo descansase más allá de lo necesario.

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Caminante celeste

6 julio 2021

Descendió dejando que sus pies se deslizasen sobre el viento. Bajando una escalera imaginaria hasta detenerse sobre los escombros de un viejo edificio.

Nadie miraba, la gente ya no hacia caso de los caminantes del cielo. No eran muchos pero si los suficientes como para que hubiesen dejado de ser una atracción de feria.

-¿Caminante?- Los niños eran los únicos que seguían maravillándose de su habilidad- ¿Caminante?

Floto suavemente hasta la altura del crio, mirándole a los ojos como única respuesta. La mirada serena de un rostro impenetrable.

-Yo también quiero caminar como vosotros

El hombre le sonrío mientras acariciaba su pelo revuelto.

-Si es lo que quieres podrás volar, deséalo con todas tus fuerzas y lo conseguirás.

Luego se marcho como si le hubiese perdonado la vida a una hormiga.

El niño creció tanto como su deseo por volar. Su sueño era tan puro y, sin embargo, no conseguía despegarse del suelo por más que rezaba.

-¿Acaso no lo quiero con la fuerza necesaria?

Se enfadaba consigo mismo sin darse cuenta que el ansia unicamente le serviría para querer aprender. Tenía que ser su motivación pero, el vuelo, no llegaría solo.

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Quimeras en habitáculos ojos

18 febrero 2020

Habitantes de sus ojos: Un loco, la bruja, libertarias, dragones,… Habían construido ciudades enteras que funcionaban, ¿ingenuos?, con trabajo duro, solidaridad, compromiso.

Pero, ¡ay, desgracia!: el ser humano destruye, encarcela, se autolesiona fingiendo bienestar. Le pidieron, le exigieron, que se normalizara. Que no dejase vivir a las quimeras.

-Arrancaré mis ojos- les prometió -. Seré un ciego sociabilizado, creeré la mentira.

Y, sin embargo, la verdad ha arraigado. Se revolucionan sus fantasías que no quieren morir. Sus ojos tienen un brillo especial, un algo que no podrá esconder. Contagian optimismo que tildan de pueril, pero por el que vale la pena luchar, educar en un mundo nuevo y no en la derrota de una ruina.

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«Nevo» hogar

21 agosto 2019

-Nadie sabe si los sueños hibernados se pueden cumplir, no reconocen su sabor ni sus posibles intolerancias. Fue un sueño largo, de varios parsécs.

Se había marchado a más de veinte años luz, lejos del mundo; su mundo y su realidad. Aún mareado respiró profundamente para empaparse de la textura de su nueva vida. Nadie le esperaba tras la exclusa.

-¿Es aquí? ¿encontrare aquí mis sueños?-

El muelle olía a metales pesados y óxido mientras la ciudad se extendía a sus pies, vibrante y desesperada. Cada hormiga con la que se cruzaba parecía saber que función cumplir.

– Me permite- escucho como si un despertador lo atrajese a la gravedad del planeta. Comenzó a caminar por la rampa, aligerando el tapón que él mismo había provocado.

-¿Dónde, amigo?

El taxista tenia un acento Jamaicano extraño, el de alguien que llevaba demasiado tiempo fuera de casa.

-Calle nevo hogar, por favor

-¿Usted es de los que lleva poco tiempo por aquí?- Algo tan obvio como acabar de bajar de una lanzadera.

-Si, -quiso ser tajante- si no le importa aun estoy cansado de la hibernación

-Esto no le va a gustar- le contesto sin notar el frío – esto no le gusta a nadie.

Con pasmosa indiferencia. Habló durante todo el recorrido, sin esperar respuesta.

Pagó con sus últimos créditos y se bajó en el trece, nevo hogar. La casa no era demasiado grande, ni ostentosa. Parecían los restos de algún naufragio, mal amontonados y frágiles.

Un timbre sordo resonó seguido de unos pasos ligeros. La puerta se abrió dejando ver una chica joven, con cara de pocos amigos.

-¿Quien es usted?

-Soy Rubén- Tartamudeo intimidado por el ímpetu de ella- Tom me dijo que podía visitarlo cuando quisiera.

Ella lo miró perpleja.

-Aquí no vive ningún Tom.

– No puede ser, Tom, Tom Mcauto. Él me dijo que viniera, que me ayudaría con mis sueños.

-¿McAuto?

-Si. Me dijo que aquí podía pasar de todo.

-Eso fue hace demasiado, aquí ya no pasa ni el tiempo. Mi bisabuelo murió y seguramente los sueños que te prometió ya no son los del mundo.

Empezaba a ver una colonia sin futuro. A muchos, como a él, les pilló en dormidos, ya no era la tierra prometida. No era más que un gueto del mañana al que se le han acabado los recursos que vinieron a explotar.

– Sera mejor que consigas un billete de vuelta, que sueñes un nuevo destino que no este muerto cuando llegues.

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Como matar al dragón

10 septiembre 2018

¿Por que tendríamos que matar al dragón? Solo el, de iridiscentes escamas y suave forma de volar, como si estuviese hecho de viento y luz, puede abrirnos la puerta de los sueños.

Jamas baja del cielo, se mezcla con las nubes, formando la lluvia con su aliento de azufre ardiente.

A veces nos regala el trino y la tranquilidad de su voz, la belleza de su danza confundiéndose entre estrellas fugaces.

Entonces ¿por qué dispararle allí donde creemos su corazón?¿porque no podemos entender lo que explica?¿porque se aleja de nuestro control y comprensión?

Ya no quedan dragones vivos, no hay maravillas, no existe la magia porque preferimos que la realidad quepa entre cuatro pequeñas paredes.

Quieres saber cómo matar al dragón cuando, realmente, ya está muerto.

LaRataGris

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