El soñador y los soñadores

5 mayo 2014

El soñador no pertenecía a ese patrón de triunfadores que han cultivado y acumulado un enorme éxito, traducido en el dinero y la fama que mandan los arquetipos actuales. No había ser vivo bajo su yugo, tampoco ninguno que le hiciese sombra. Se limitaba a hablar de sus sueños, a escuchar las esperanzas ajenas y acercarse a otros soñadores que le permitían continuar soñando. De todos lo que encontró quedaban excluidos los amos, que por su condición no sabían formular utopías.

Sus palabras, sencillas y directas, eran de una agradable musicalidad- ojala todo lo que dices fuese el mundo- eran pocos los que le escuchaban pero menos los que después de oírle no volvía para hablar, discutir y llegar a un entendimiento conjunto o alejado. Por eso, por su valor como orador, quien le conocía le pidió que se presentase a las elecciones. Le arroparían con todos sus votos y conseguirían que fuese presidente, o diputado, algo representativo del sistema que tenían que desmantelar para que todo fuese un poquito mejor, con su ayuda lo conseguirían.- No puedo, – contestó- yo contra el resto de políticos. No cambiaría nada. Vosotros, nosotros, si tenemos la fuerza necesaria.

Decepcionados se miraron- ¿entonces qué?- murmuraban- más de lo mismo.- cada uno no era otra cosa que eso, solo uno, una sola persona…insuficiente. Se abrazaron desencantados, intentando animarse y, entonces, notaron que las palabras, cada argumento, tenía voces diferentes detrás. Eran dos, tres, cuatro y muchísimos más, una legión de soñadores que allí empezarían su revolución. No votaron a nadie, estaban ocupados construyendo una ciudad alrededor del soñador, extendiéndose como una honda en el agua sin que, por ello, perdiese fuerza al alejarse. Por que en el centro no había un jefe, era uno más peleando con la misma intensidad con la que peleaban en el extrarradio los distintos soñadores.

LaRataGris