La oveja roji-negra

1 mayo 2017

La oveja roji-negra

Cada día hay que caminar erguidas

Feliz día del trabajador


Las edades del reencuentro

27 octubre 2014

Ácrata no se había dado cuenta pero era un poquito más grande. No por haber crecido o madurado, simplemente habían pasado los años y eso era motivo suficiente como para catalogarlo en su generación. Sus coetáneos eran conocidos como la quinta del robot.

Un día se cruzó en una autopista virtual con Lalo. Habían jugado de pequeños, explicado sueños y esperanzas de adolescentes, luego se separaron sin saber el uno del otro y, ahora, su amigo estaba muy mayor. Sus fotos reflejaban años y daños inexcusables.

Ácrata se preguntó si le habría pasado lo mismo. Se fotografía sobre un espejo y la miró durante trescientos sesenta y dos días y una mañana, hasta que al final admitió lo mucho que había cambiado. -¿ soy un hombre? ¿acaso, eso, varía en algo mi vida?- Con desgana comprobó la hora, llegaba tarde a trabajar.

– Lo siento,- palmeó Jefe su espalda- no eres mal chico pero llegas tarde.

Ácrata respiró hondo- Necesito el trabajo, no podrías pasarlo por alto.- Como nadie escuchó esto último, Jefe se había puesto a firmar albaranes y sellar comunicados, levantó la voz para no desaparecer- Te juro que te lo recuperare.

– Mira,- deja su rutina- no es sólo que llegues tarde es que vienes obsoleto.

– Puedo hacerlo tan bien como cualquier niñato. Me reciclare.

Sin levantar esta vez la vista del papeleo despreció la súplica- Siempre supe que traicionarías tu nombre, que el mal vicio de la comida acabaría con tus convicciones. Yo en cambio puedo honrar el mio. Los nuevos modelos de trabajador no son mejores que tu, no hacen nada nuevo.- esquiva fugazmente los documentos- yo ya estaba contento con como le dabas al botón de tu máquina.- por un instante se pierde en el techo para poder retomar el discurso con más ímpetu- No es nada que tu puedas aprender, es que ellos cobran menos.

– Yo- dudó- también puedo cobrar menos.

-Déjalo estar, sera mejor que no lo liemos, las cosas ya son lo que son.

Reloj marcó las nueve y media, siempre llegaba a esta hora cuando iba al trabajo.- Quizá se le halla pasado. Casi ha estado un año con nos…

– Si, claro- se retorció el señor Sofa- después de todos estos meses mirando la foto se ha quedado lelo, por favor.

– No peleéis chicos- puso paz la luz apagada y la habitación quedó en la penumbra del silencio, esperando a Ácrata. Un murmullo invisible se fue adueñando de la estática del aire.

Reloj marcó la una y treinta y seis minutos.

– Es culpa mía.

– Evidentemente- gruñó Sofa- de haber sido una buena foto no tendrías esas marcas de expresión y hubieses oscurecido su pelo- de repente puerta retumbó asustandolos a todos. Dieron un respingo inapreciable a ojos de Ácrata que entraba arrastrando una bolsa de hambre infinita.

El espejo del recibidor intento que viera su cara más amable, la nevera se escondió sin nada que ofrecerle y la fotografía, como el espejo, igual que le había sugerido Sofa, se retocó para que se sintiese más joven.- Jamás he sido tan niño- conspiró con ellos su vision sin que eso tuviese demasiada importancia. La luz continuo apagada, la puerta se cerró por siempre y Ácrata se diluyo entre las quejas de Sofa.

LaRataGris


El hijo del vecino de la hermana de no me importa

3 julio 2014

El hijo del vecino de la hermana de no me importa


El soñador y los soñadores

5 mayo 2014

El soñador no pertenecía a ese patrón de triunfadores que han cultivado y acumulado un enorme éxito, traducido en el dinero y la fama que mandan los arquetipos actuales. No había ser vivo bajo su yugo, tampoco ninguno que le hiciese sombra. Se limitaba a hablar de sus sueños, a escuchar las esperanzas ajenas y acercarse a otros soñadores que le permitían continuar soñando. De todos lo que encontró quedaban excluidos los amos, que por su condición no sabían formular utopías.

Sus palabras, sencillas y directas, eran de una agradable musicalidad- ojala todo lo que dices fuese el mundo- eran pocos los que le escuchaban pero menos los que después de oírle no volvía para hablar, discutir y llegar a un entendimiento conjunto o alejado. Por eso, por su valor como orador, quien le conocía le pidió que se presentase a las elecciones. Le arroparían con todos sus votos y conseguirían que fuese presidente, o diputado, algo representativo del sistema que tenían que desmantelar para que todo fuese un poquito mejor, con su ayuda lo conseguirían.- No puedo, – contestó- yo contra el resto de políticos. No cambiaría nada. Vosotros, nosotros, si tenemos la fuerza necesaria.

Decepcionados se miraron- ¿entonces qué?- murmuraban- más de lo mismo.- cada uno no era otra cosa que eso, solo uno, una sola persona…insuficiente. Se abrazaron desencantados, intentando animarse y, entonces, notaron que las palabras, cada argumento, tenía voces diferentes detrás. Eran dos, tres, cuatro y muchísimos más, una legión de soñadores que allí empezarían su revolución. No votaron a nadie, estaban ocupados construyendo una ciudad alrededor del soñador, extendiéndose como una honda en el agua sin que, por ello, perdiese fuerza al alejarse. Por que en el centro no había un jefe, era uno más peleando con la misma intensidad con la que peleaban en el extrarradio los distintos soñadores.

LaRataGris


¿Y la vida?

4 noviembre 2013

-¿ Qué tal?- cuando viene de visita mi jefe intenta ser cercano, me da la mano, palmea mi espalda y espera que le diga lo contento que estoy en la empresa. Qué querrá que le conteste si fuera no hay trabajo. Como buen esclavo intento que la cabeza no este demasiado baja, no quiero estropearle el día por que la ficción de sumisión sea muy evidente, y respondo- aquí- Al cómo estas, qué tal, como va…. Es un – ya ves, aquí.- y me evito el recordarle que estoy donde el me ha puesto; lejos de casa, a horas infinitas de ser feliz.

Fuera también preguntan -¿ qué tal el trabajo?- un eufemismo para – ¿cuanto crees que aguantara tu empresa?¿ acabara con ella la crisis?¿ Sabes ya cuando te echaran?- y, francamente, me la trae al pairo. Pregúntame si puedo comer cada mes, si sobrevivirán mis cachorros, si me llega para ir tirando… te diré que si de momento, que tener un horario de entrada no me garantiza nada, que no tengo lujos a excepción del ticket de metro para no tener que salir dos días antes de casa e ir caminando al trabajo, por no llegar, aún más, tan tarde de noche, no le pidas más al sueldo de esclavo.- ¿ te has acostumbrado ya a no tener vida?- sólo los muertos pueden responder con un si, una sonrisa y reverencia. Sólo los difuntos y los que están a punto de perecer por conservar el físico y perder la realidad.

LaRataGris


El contraejemplo

29 noviembre 2012


El turista selenita

21 octubre 2011

Un día el señor que vive en la cara oculta de la luna, que controla las mareas y come porciones del satélite para luego volver a pintarlo, dijo que estaba un poco cansado, que la naturaleza era muy pesada y necesitaba sentarse a no hacer nada. Pidió las vacaciones acumuladas de todos estos años de no poder parar, de seguir todos los ciclos y le dijeron que el mundo tendría que hacer un alto con el. La actual crisis no permitía un sustituto y, si insistía, la luna no funcionaría correctamente esos meses, tendrían que detenerla antes de permitir que fuese a la deriva y causase algún daño.

Sus vacaciones se convirtieron en un día muy largo en el que siempre brillaba el sol. La gente paseaba cansada sin saber cuando irse a dormir y al final, el selenita, tuvo que volver antes de que se pusiera el astro para que la vida continuase su curso. Con los ojos aún muertos, destrozado y sin fuerzas empezó de nuevo su rutina de subir, bajar e iluminar la noche.

Su inmediato superior comunicó el sacrificio a una cadena de jefes que siguió transmitiendo hasta llegar al más alto mando. Este escuchó emocionado como el operario lunar renunciaba a sus vacaciones por el bien común. Por unanimidad decidieron recompensar sus esfuerzos y, ese año, por cesta de navidad recibiría diez fotografías con los lugares más hermosos de la tierra, que cuando se sintiese desfallecer pudiese mirarlas e imaginar que estaba descansando en ellos.

LaRataGris


Querido jefe

13 agosto 2010

Querido jefe


Tu problema

23 diciembre 2009

Hundido, sin un psiquiatra que me haga una paja, que eso son cosas íntimas que prefiero solucionar yo sólo.

Miro en el espejo a los ojos de mis problemas y el reflejo que me devuelve no es el mío. Es mi jefe, mi trabajo, mi lacra que se va degradando y… -¡calla!!!- que si no eres un vago. Traga con todo,- silencio!!!-… escuchas eso. Son las tripas rugiendo de miedo, gritando de hambre, … -¡silencio!!!- todo está bien, hazte la paja y cállate que el dolor se aplaca con pastillas y alcohol. Si hay una sobredosis el problema era tuyo, siempre lo es, sea lo que sea lo que se refleje.

LaRataGris.


Escupe sobre mi jefe

29 octubre 2009

Sin nombres, no importa ni el mío ni el de la gente que me rodea, ni tan siquiera el de los que no conozco y fueron tan importantes en esta historia, nada debe relacionarnos.

El día tampoco lo especifícaré, no dejaba de ser como cualquier otro en el trabajo. Un lunes, un martes, miércoles, jueves, viernes o sábado, nada de esto hubiese sido distinto. Estaba en la tienda aparentando felicidad cuando entró un desconocido que vino directo hacía mi y me preguntó si yo era yo. Lo miré perplejo y le respondí que no podía convertirme en otra persona por mucho que lo intentase, así que no me quedaba más remedio que serlo. – No,- me dijo- quiero saber si tú eres LaRataGris.- En aquel momento sí que me quedé pasmado, ese era mi apodo, mi nick prefieren apodarlo ahora, y se suponía que nadie lo iba a saber a menos que yo se lo dijese, y de mis labios nunca había salido.

-Sí, soy yo pero…- antes de seguir hablando ya me estaba abrazando. Noté la mirada de mi superior en la nuca, insinuando que perdía el tiempo en lugar de vender, pero un susurro me tranquilizó. El desconocido murmuraba en mi oreja que entendía mis dibujos, que sabía lo que estaba pasando y que, aunque en realidad no podía ayudarme, sí que haría algo por mí. Luego se marchó sin darme más explicaciones y mi jefe se acercó para que dejase de contemplar las musarañas.-Si no tienes nada que hacer limpia aquellas estanterías, ya.

Estuve al menos una semana preguntándome cómo me había encontrado aquel señor. Supongo que dejé varias pistas a través de mis dibujos, pero la verdad es que no pensé que nadie se tomase la molestia de resolver el puzzle de mi identidad, no importa, como el nombre, como el día, … como tantas otras cosas que son nímias para esta historia. A partir de ahora solo interesa el Señor A… casi doy su apellido. Cada tres horas alguien preguntaba por la primera letra del abecedario, se le acercaba y le escupía al rostro. Y A, mi Amo contratante, se limpiaba hasta que a los ciento ochenta minutos aparecía por la puerta alguien distinto preguntando por él.

Un año entero así no hizo mi vida más sencilla pero sí más divertida. Por eso, quiero agradecer con esto, a nadie. Pues a nadie conozco y con nadie tracé ningún plan, ni formamos ningún grupo en ninguna red social para rascarnos mutuamente la espalda. Y, por su puesto, no quisiera insinuar que si tu jefe te putea, como a mí el mío, este sea un buen sitio donde dejar un comentario, pues yo soy un desconocido para él.

LaRataGris.